Debates como estos deberían estar ya superados, al menos para alguien con más de 20 años de andar viviendo del periodismo.
Pero resulta que este 2019 -y desde los últimos meses de 2018- me vengo preguntando cómo encarar la cobertura periodística de todo el año electoral, sin caer en las dos opciones que me parecen las menos deseables.
Encontrar ese punto, ese camino intermedio, es lo que todavía, al momento de escribir esto, no tengo claro.
Lo que sí me parece central es plantearse una postura desde el lado del votante, y prestarle un servicio que sea esclarecedor en cuanto a sus dudas, preguntas, intereses, etc.
Y que esto, además, resulte atractivo.
Las dos opciones descartables son justamente las más fáciles de implementar.
Por un lado, una cobertura de campaña basada en discursos, acciones y registro de imagénes de los candidatos, mostrando sus propuestas, ideas, y el relato de campaña que implemente.
Esta opción queda corta cuando no se la constrasta con la realidad, con el pasado y los antecedentes del mismo candidato o su partido, entre otros puntos a tener en cuenta.
Puede ser un punto de partida, pero no más que eso. Si no se lo complementa, cuestiona y contextualiza, se cae en ser solamente una extensión de su campaña.
Y los medios de comunicación no debería estar para eso, que es una tarea de las agencias de publicidad y márketing.
La otra variante también a descartar es la que se sube, genera y juega con la pirotecnia verbal de los candidatos y su entorno, versus la de otros partidos.
Lo que uno dijo, contestado por otro, replicado por el primero, y también la cuchara que mete un tercero.
Es fuego cruzado electoral, hemos visto, no solo genera confusión de ideas entre los votantes, sino que de una elección a otra suele demostrarse que era solo humo para la tribuna, por aquello de que se pelean por un voto diciendo lo distinto que son, y meses más tarde se toman fotos todos abrazados.
Entonces, todo esto debe ser barrido de la mesa de análisis a la hora de planificar una cobertura periodística de un año electoral como el 2019.
Hay que trazar un plan, ponerse objetivos, hacer la propia campaña en términos de contenidos, y tomar a los candidatos y sus partidos como piezas en análisis, como elementos a desmenuzar para presentarlo al lector, al vecino, al votante de la manera más clara posible.
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