
El capítulo del acto inaugural, en octubre de 2008, de un sector que a enero de 2009 todavía no tiene fecha de habilitación, fue una instantánea a tono con un manejo de los tiempos más propios de ese cuadro de Salvador Dalí en el que los relojes parecen derretirse, que de una construcción supuestamente estratégica para la ciudad, que ya debería estar terminada, y que todavía no completó su primera etapa.
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