Dos cosas buenas para la política del país dejaron estos comicios presidenciales de 2011, y otro aspecto relativamente no tan bueno, según se den las cosas más adelante.
En mi opinión, un primer y segundo lugar de las preferencias repartidas entre Cristina Fernández y Hermes Binner termina (o pone una pausa) en tener que elegir entre lo menos peor de la oferta electoral. Ambos conforman alternativas positivas. Tiene matices que definen preferencias y rechazos. Proyectado hacia adelante, entre oficialismo y oposición hay unos cuantos elementos a rescatar.
El otro aspecto interesante se desprende del primero. Los mínimos porcentajes de votos obtenidos por Eduardo Duahlde y Elisa Carrió posiblemente marquen su definitiva retirada de la arena política. Ya estaban con un pie afuera pero lograron saltar sobre el peldaño de este turno electoral. Con ellos, debe entenderse que hay formas y posturas (incluso dentro de los espacios mayoritarios) que ya están por debajo de las expectativas de calidad de propuestas que demandan los ciudadanos.
La tercera cuestión, la menos positiva, y que puede tornarse en negativa, viene atada al alto porcentaje de votos y concentración de poder. Es preferible el equilibrio. Este gobierno nacional demostró no ser muy afecto a la búsqueda de consenso y el respeto de algunas institucionalidades. “Porque tengo todo estos votos, nadie tiene derecho a cuestionarme nada”, parecen decir algunas actitudes. No es así como debe ser. Más votos implican mayor responsabilidad, no más prepotencia.
Me quedo con la satisfacción de que estas elecciones dejaron un piso de expectativas que permitirá subir la apuesta hacia adelante y dejar de elegir entre lo menos peor.
2 comentarios:
Me quedó dando vueltas una frase de Cristina: "En la victoria es cuando más generosos y grandes debemos ser. Nunca pequeñitos".
Exactamente eso es lo que me gustaría ver. Ojalá fuera siempre así. Espero que sea de esa manera.
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