Eduardo Accastello abrió el período de sesiones ordinarias acomodándose para largar en ese sentido. Trató de ordenar los porotos, marcar la cancha y ponerle el tono a la disputa electoral por venir.
Alegó que él ya bajó “las armas de la guerra política” y ahora enarbola “las banderas del amor y la solidaridad”. Esas palabras encerraron los ejes de una serie de definiciones, que por momentos parecían bordear el misticismo.
La palabra “amor”, varias veces entreverada en el discurso, detonaba condicionantes que cerraba los flancos desde donde cuestionar su alegato. ¿Será que en la próxima campaña se tirarán con flores en lugar de dardos punzantes? Cuando la disputa es por el poder, difícil mantenerse en un tono edulcorado.
Retomando algunos tópicos, llamó a construir, consensuar, acordar. Junto a esto trazó la línea que separa a “los otros”, encargados de la tarea de criticar, destruir, acusar, según expuso.
Consciente de que la situación no era ajena a la contienda electoral, el único pre candidato que se hizo presente fue Miguel Olaviaga. El postulante radical resultó la voz más buscada a la hora de pretender una réplica al discurso oficial.
A tono con las encuestas de opinión e imagen que manejan hasta los opositores, no hizo cuestionamientos a obras y logros. En ese aspecto, la gestión de Accastello aparece intocable.
Pero el ataque vino por el lado de “la calidad de la vida democrática” y remarcó la “falta de autonomía” y división real de poderes dentro del gobierno municipal. Traducido: un Concejo Deliberante que funciona casi como un apéndice del Ejecutivo, donde la mayoría automática apenas se maquilla en algunos casos puntuales, y organismos de control que son letra muerta en el articulado de la Carta Orgánica.
Desde el oficialismo también se habían tirado algunas críticas a otros “gobiernos para pocos”, debiendo remontarse al antecedente radical de 11 años atrás. Olaviaga recogió el guante y admitió que en las tres intendencias de Veglia predominó un “estilo personalista”. Dijo no compartirlo, pero también se lo achacó al actual intendente. En un país con sistemas de gobiernos orientados hacia lo ejecutivo, ni el propio ex diputado podría quedar enteramente a salvo de esa definición.
De todas maneras, esbozó los tópicos desde los que vendrán los cuestionamientos al gobierno que han llevado a cabo Accastello y su esposa, especialmente en los últimos años.
Una lástima que no hubiera más voces de aquellos que aspirarán a competir por la intendencia este año. ¿Será que para muchos la política sigue siendo una práctica de café? ¿O no encuentran argumentos para plantear una alternativa válida al actual modelo? Tal vez esperan una mejor oportunidad para mostrar lo que tienen. Lo sabremos en las próximas semanas.
Para leer el discurso completo de apertura de sesiones 2011, ingresar aquí.
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