Poniéndole la tapa al año

Generalmente le huyo a los balances anuales porque mi memoria me impide recordar los puntos a favor. Tiendo a ver las cosas a través de una nube gris de sucesos borrosos y atribuibles a casualidades en las que poco tengo que ver. Desde 1997, cuando ingresé a Puntal Villa María, hasta ahora en la corresponsalía de La Voz del Interior, que me pagan por escribir en diarios y revistas de papel. He pasado semanas enteras escribiendo, y semanas enteras sin poder teclear una sílaba. Pero no he cobrado de otra tarea que no sea esta.

Antes de escribir como periodista, lo mío era la imagen. Dibujaba, hacía videos, pensaba en formas y colores. De eso quería vivir, trabajando con la imagen. Por eso fui en cuatro etapas de mi vida a la Escuela de Bellas Artes Emiliano Gómez Clara. También me anoté y fui a talleres de realización y edición de video, y dirección de fotografía en cine, cuando vivía en Buenos Aires. Pero debido a esas casualidades en las que no sé si tengo tanto que ver, siempre fui quedando parado en la puerta de algo nuevo. Y una cosa llevó a la otra.

Mi vida pasó a ser una tarea de ver, escuchar, pensar y escribir, que es algo que se aprende en la primaria. Yo lo aprendí en la escuela Florentino Ameghino, que estaba a tres cuadras y media de mi casa.

En estos últimos años pude escribir algún que otro texto que me hizo sentir bien. Esa es una sensación muy lejana. Hace mucho que no tengo la impresión de orgullo frente a palabras mías publicadas. Parece que esta vida tiene siempre una puerta más ante la cual pararse. Y fue justamente la imagen, en lugar de mil palabras, desde donde vino esta vez el motivo de mi sonrisa.

Unos años atrás pude hacerme de una modesta cámara digital de fotos. Por fin se podía saltear la burocracia y la pereza de comprar rollos, revelar, elegir las copias. Podía sacar 20 mil fotos sin sentido y que ninguna sirviera y me daba igual. Eso y las casualidades que les digo me pusieron en el lugar que debía estar. Y así fue que ya terminando este año 2010, dos fotos mías, tomadas en situaciones poco habituales, fueron a ocupar un lugar en tapas de un diario local y un suplemento nacional. Hubo más fotos mías dando vueltas por ahí, en diarios y sitios webs, pero elijo esas para cerrar el año.

El 6 de octubre estaba justo ahí cuando una inédita manifestación de taxistas comenzó a perseguir a pie, y con insultos, al intendente de Villa María, por el centro de la ciudad. Nunca había ocurrido algo así. Mientras relataba esto para Radio Neo, pude tomar la foto que luego subí a la web de la radio, mandé también a www.lavoz.com.ar y al otro día pude verla publicada en la tapa de El Diario. Aunque la publicación no lo cita y no trabajo para ese medio, me gratificó que se usara mi foto en la portada.


La otra foto a la que me refiero estuvo un poco más programada. Le pedí al tambero que se acercara al alambrado, aprovechando las vacas de fondo y antes que se largara la lluvia. Alguien le pidió que sonriera y yo hice clic. Esa imagen, tomada en un campo a 170 kilómetros de Villa María fue a la tapa del suplemento Clarín Rural Región Centro del sábado 11 de diciembre, junto con una más chica de la otra nota que escribí para esa edición.


Ojalá el año que viene pueda hacer un balance diciendo “miren qué lindas cosas escribí”. Pero como me conformo con poco, me quedo con estas dos tapas.

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