Villa Aurora se quedó sin potrero



De a poco lo fueron desarmando y se fue yendo para otro barrio. El potrero en el que gastaron sus botines miles de chicos del Lamadrid, en el corazón de Villa Aurora, ya no estará más en ese lugar. Así como años atrás desapareciera el mítico Fortín de Alumni, en estos días el barrio se quedó sin su semillero: la cancha de El Santo.

En ese terrenito entre las calles Tucumán y Gervasio Posadas, comenzaron a marcar sus goles y hacer su historia en el fútbol jugadores como Mauro Rosales, hoy uno de los volantes de River Plate y lo fue también de la Selección Argentina.

Pero aún sin llegar a tanto, cientos y cientos de chicos de este y otros barrios tuvieron en esa cancha la posibilidad de compartir su niñez con amigos y vecinos, jugando, riendo, sufriendo y hasta llorando quizás por algún campeonato que se iba de las manos incomprensiblemente. Pero llevando siempre en la camiseta el rojo y blanco que Villa Aurora eligió para vestirse de fútbol.

El Club Alumni, todavía con su sede a la vuelta, vendió esos terrenos para construir un predio deportivo más amplio y cómodo, pero en el barrio Las Acacias. Al nuevo sector le vendrá de maravillas esa infraestructura.

La cancha de Alumni estaba al frente de la de El Santo. Las separaba la calle Ituzaingó. Para la gente del barrio, pasar por ahí torna inevitable recordar esas tapias de ladrillo oscurecido por la que asomaban esos inalcanzables mangrullos oxidados. Detrás de uno de los arcos había un hueco que usaban los alcanzapelotas para salir a buscar el balón cada vez que alguno la pateaba bastante por encima del travesaño.

Por esa misma puertita algunos chicos se metían a jugar entre semana. Cuando no había partidos ni entrenamiento, esa enorme cancha era el escenario de las fantasías goleadoras. No era fácil entender cómo hacían los jugadores para correr tantos metros sin cansarse. Definitivamente, no era una cancha para jugar un arco-a-arco.

Hoy ya no corren chicos detrás de una pelota. Hace rato que no están más los arcos ni los mangrullos. En lugar de césped crece cemento. Galpones, oficinas y departamentos ocupan el terreno de juego por el que corrieron La Pepona Reinaldi, Claudio Arzeno, entre otros. Con El Santo seguramente pasará lo mismo, y Villa Aurora se quedará sin potrero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Más que lo que ocurre, es como se siente y cómo luego vuelve a ser ese respiro en alguna forma y llevarlo a otros
¿Cómo lo recrea?
¡Que se repita pronto!
Aplauso, diploma y medalla de honor.