Entre mis amigos con quienes comentamos los temas de política nos preguntamos si no la estaremos viendo tan torcida. Tenemos conocidos que son tipos muy formados en política. Y no me cabe entender cómo pueden defender un gobierno que para mí suena, a todas luces, un desastre.
Veo un gobierno que está llevando a la ruina los aparatos productivos y rematando los recursos naturales del país, desde el agua a la energía, sin tocar intereses de petroleras, pooles sojeros, exportadores, mineras ni hipermercadismo.
Veo un gobierno que no hizo nada para revertir la pobreza y la desocupación, dos indicadores que crecen hasta en los cuestionados índices oficiales.
Veo un gobierno que se dice enemigo quijotesco del grupo Clarín y los oligopolios de la comunicación, pero les renueva sin discusión las licencias monopólicas de televisión y les regala la facultad del triple play (telefonía, Internet y televisión por cable), para que sigan acumulando.
Todo régimen tiene idiotas útiles que le hacen bandera y le aplauden hasta lo errores. Pero me sorprende que el actual cuente con tantos defensores y tan radicalizados, muchos de ellos provenientes de sectores intelectuales, formados y pensantes. Eso es lo que me hace dudar de mi postura. Me obliga a repensarla.
Me encontré con una amiga que hacía tiempo no veía y hablamos de esas dudas. Respiré aliviado cuando me contó que ella venía pensando lo mismo y también lo había conversado con sus conocidos. Y la conclusión fue que no, que no estamos errados, no estamos tan locos.
Lo que pasa, coincidimos, que este régimen ha radicalizado al extremo la toma de posturas, los antagonismos, y ha desvirtuado el concepto de progresismo. Hoy parece que sólo se puede estar a favor o en contra, casi ciegamente, de todo.
Y aquellos que sostuvieron herméticas posturas a favor del gobierno nacional en un tema puntual, hoy parecen presos de un pacto dialéctico reduccionista que les impide reconocer matices, grietas de un discurso que no encuentra punto de apoyo en los hechos. Nos dicen que vamos para un lado, pero el carro se mueve para el otro.
Una amiga me acercó este artículo escrito por Sylvina Walger que aparece en criticadigital.com. Se ocupa de los intelectuales de Carta Abierta. Lo agrego porque creo que muchas de las personas a las que me refieron arriba se han sentido inspiradas por los escritos y posturas de este grupo de periodistas y pensadores.
Más allá de las diferencias que la autora pueda tener con uno o varios de sus integrantes, en su opinión hay puntos de común, especialmente en esto de no ver o relativizar algunos datos de la realidad que empañan el tan mentado "proyecto nacional y popular".
2 comentarios:
Yo también me pregunto eso todo el tiempo, imaginate lo" imperdonable" para mi historia personal, que me quede del lado equivocado!! Confieso que los primeros años del Kirchnerismo me simpatizaron, un nuevo discurso, un par de decisiones largamente esperadas, pero, tras carton, el progresismo se convirtió en folklore, y en el nombre de categorías históricas ya inexistentes, tomaron otras decisiones ,mientras desplegaban pirotecnia setentista, sólo pirotecnia. El PJ hace rato que no representa los intereses de las mayorías populares, se reconvirtió sin ruborizarse, como buena parte de la corporación política. Como dicen los que saben, si uno mira la MATRIZ DISTRIBUTIVA, puede saber que los beneficiados son los mismos, aunque cuando digamos ésto nos corran "por izquierda".
Rosana Calneggia
Al fín!!!! Profundidad, reflexión, humanismo. Hummmm interesante. Queremos más análisis y menos todología.
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